OFICIAL: Ilsinho, no Catania
Todos los Incas estaban ya en armas y convergieron sobre el Cuzco que, de un día para otro, se vio sitiado. En el Cuzco, sin embargo, quedaron los hermanos del gobernador con la tarea de vigilar al joven señor de los Incas. Cuando vio entonces que la posición estaba perdida, se cubrió la cabeza con su manto y se arrojó al vacío para no caer prisionero. Cuando Hernando se dio cuenta de que su codicia le había jugado una mala pasada, ya era demasiado tarde. La oportunidad se le presentó cuando Hernando le permitió salir de la ciudad, con la excusa de ir en busca de una estatua de oro en un barrio cercano. Durante seis días los bandos beligerantes se enfrentaron tratando de dominarse, pero los incas no pudieron desalojar a los españoles de su refugio y estos, cuando intentaron salidas, fueron rechazados por una nube de piedras mezcladas con flechas. Entonces los Incas prendieron fuego a los techos de paja de las casas, con la intención de echarlas, pero el fuego no llegó a la del "Suntur Huasi" donde se habían encerrado sus enemigos que, aunque medio asfixiados, pudieron resistir. Por razones opuestas, los dos enemigos jurados, Rumiñahui y Benalcázar, encontraron, en los siglos siguientes, simpatizantes y admiradores que magnificaban sus hazañas.
Con los españoles reunidos y el ejército de Quizquiz en desorden, quedaban pocas esperanzas para Ruminahui y Zope-Zopahua y, de hecho, ambos fueron capturados por Benalcazar después de que sus ejércitos se redujeron progresivamente hasta que se disolvieron por completo. Protestó, alegando que los Aliados habían violado la soberanía portuguesa y puesto en peligro la neutralidad portuguesa. Fue uno de los indios aliados quien tuvo la idea de tomar la fortaleza, fingiendo huir y luego regresar inesperadamente y fue Juan Pizarro quien se hizo cargo de la empresa. Sin embargo, Juan Pizarro también tenía que dar una sorpresa. En 1556 se habría casado con Francisco Pizarro Yupanqui, su primo, hijo ilegítimo del marqués Francisco Pizarro, pero el matrimonio no habría producido descendencia. Los hermanos Pizarro, jóvenes y animosos, se opusieron por la fuerza a sus pretensiones y la situación corría el riesgo de precipitarse, tanto como para inducir al propio gobernador Francisco a precipitarse al lugar de la disputa, suspendiendo, por el momento, las obras de fundación de Lima. Cuando la fortaleza finalmente cayó en sus manos, los españoles dieron un suspiro de alivio, pero la situación seguía siendo desesperada y no tenían forma de saber si sus compatriotas en el resto del país seguían con vida o si eran los últimos europeos que quedaban vivos..vivo en todo el Perú.
La conquista de Sacsahyuaman fue para ellos cuestión de vida o muerte y se mantuvo la posición alcanzada por la patrulla. Ya Juan II de Portugal, cuando aún era príncipe en 1474, es reconocido como pionero en la introducción de una cubierta reforzada en la carabela de la época de Enrique el Navegante para permitir el montaje de armas pesadas. Los españoles, concentrados en la capital, en Jauja y San Miguel, no podían, por el momento, ocuparse del inmenso territorio y en todas partes las etnias, ya sometidas al Cuzco, habían aprovechado para independizarse, creyendo que el los antiguos señores ya no existían, como tales, y que los nuevos gobernantes no se preocupaban por ellos. Ya al día siguiente los colchoneros fueron retomados por el grupo del que se desgajaron, a partir de la séptima jornada Valencia. Mientras su padre se encontraba en Provenza negociando con el Papa Gregorio X, en 1275, las tropas de los Merínides (dinastía reinante en Marruecos), encabezadas por el sultán Abu Yusuf Ya'qub ibn 'Abd al-Haqq, desembarcaron en la costa andaluza, para acude al rescate del Sultán de Granada Muhammad II al-Faqih. Perseguido de nuevo, Quizquiz había detenido a sus perseguidores a orillas de un río y los había puesto en el lado equivocado contraatacando hábilmente, mientras sus tropas destruían una escuadra enemiga de catorce españoles que habían intentado sorprenderlo por los flancos.
En el momento convenido, con un escuadrón de caballería, forzó el frente enemigo y se dirigió a Lima, perdiéndose en la distancia. Hernando Pizarro, que había asumido el mando, sin embargo, no estaba de acuerdo porque sostenía que el camino al mar habría sido una trampa, al tener que atravesar abruptas quebradas en las que los incas habrían tenido buena caza para atacarlos. El desconcierto comenzó a curiosear entre las filas de los españoles, a muchos de los cuales les hubiera gustado intentar abrir un camino para buscar seguridad en Lima. El gobernador Pizarro, preso en Lima a la espera de un enfrentamiento cada vez más inminente, había enviado algunos contingentes para ayudar a las guarniciones de Jauja y Cuzco, pero la intensidad de la revuelta era tal que las columnas de socorro se habían encontrado, pronto, obligadas a luchar por sus posiciones. vidas. Setenta jinetes que al mando de Diego Pizarro, sobrino del gobernador, habían intentado llegar a Jauja, fueron muertos en el río Guamanga y sólo uno fue mantenido con vida para ser llevado ante Manco. Efectivamente, en los pactos hechos entre él y Pizarro, le pertenecía todo el territorio al sur de doscientas leguas del pueblo de Zamaquella, y parecía que el Cuzco entraba en esta jurisdicción.
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